
Estamos atravesando una de las crisis económicas más severas de los últimos 20 o 30 años. Esto se debe a la confluencia de varios factores y podemos nombrar algunos:
- Gobiernos que subestiman la administración del sector público.
- Un pueblo manso que cae en promesas de campañas incumplidas.
- La ausencia y lentitud de la Justicia para resolver los problemas de la gente.
- Un Mercado donde todos pugnan por salvarse como sea.
- La falta de políticas públicas que nos permitan planificar una compra.
La devaluación del año pasado y el severo ajuste que lo sucedió, rompió el mercado y las expectativas de la gente. En este contexto la demanda de autos nuevos se desplomó a menos de la mitad comparado interanualmente, básicamente por el aumento de precios y la caída del poder adquisitivo. Está claro que para los clientes primero hay que comer y pagar servicios, la prepaga, el colegio de los niños, etc. Recién después está pensar en cambiar el auto.
Con precios que, mínimamente, se duplicaron y tasas de interés que se dispararon por las nubes, la única alternativa para financiar un 0km a precio real sigue siendo el Plan de Ahorro (ahora modernizado y adaptado con entregas pactadas y anticipadas).
La clave para suscribirse a un Plan, en este escenario, es hacerlo con empresas de prestigio y con asesores calificados que estén sinceramente interesados en ayudar a sus clientes a resolver la compra de su auto, ayudándolos a solucionar su problema y no a generarles uno nuevo. Es por esto que recomiendo hacer bien los cálculos económicos y financieros para evitar el abandono y cesación de pago por parte del cliente.
La inflación y la caída del mercado se acentuó en los últimos meses y parece que convivirá con nosotros por un buen tiempo. Clientes y vendedores deberán entonces actuar con responsabilidad antes de tomar una decisión.
Dario Aimetta.
Asesor de Diaxio.