Adaptarse no es suficiente…

4 meses atrás nos planteábamos algunos interrogantes que parecían tener respuestas cuando se comenzó a percibir el final de la pandemia y del teletrabajo para algunas actividades. 

Aunque esto no ha terminado aún, la llegada del invierno y la reducción de internaciones y casos nos permiten pensar en una relativa vuelta a la normalidad.

Lo cierto es que mientras transitamos esta realidad otro acontecimiento inesperado (la guerra en Europa) está generado desequilibrios en tema de energía y alimentos, agudizando aún más nuestros problemas como país.

A esto debemos agregar una reconfiguración de nuestro sector que nos obliga a re-aprender a gestionar nuestras estructuras porque nada va ser como era y la nueva realidad será aquella que construyamos como nuevos equipos de trabajo.

Por último, en la economía existe un rebote de la actividad por sectores pero con evidentes contrastes que nos alejan de una recuperación sólida, no hay demasiado margen para relajarse y adaptarse a los cambios parece no alcanzar, dar un paso adelante gestionando nuevos hábitos comerciales y laborales parece lo indicado para atravesar el Contexto.

Hemos aprendido mucho en este corto tiempo y el costo de ese aprendizaje ha sido muy alto como para no hacer uso de toda esta experiencia adquirida.

Es por ello que desde DIAXIO recomendamos revisar los planes de acción y ajustar las estrategias generando sistemas y métodos que nos otorguen la flexibilidad necesaria para poder aprovechar las oportunidades de mercado que aún existen.

Darío Aimetta – Equipo DIAXIO

Efecto Dunning-Kruger: Cuanto menos sabemos, más creemos saber

El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo según el cual individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren un sentimiento ilusorio de superioridad considerándose más inteligentes que otras personas mejor preparadas midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real. 

Este sesgo se explica por una incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia incompetencia. 

Por el contrario, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su competencia relativa, dando por sentado erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también son fáciles para otros.

David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell – EEUU, concluyeron que:

“La sobrevaloración del incompetente nace de la mala interpretación de su propia  capacidad y la infravaloración del competente nace de la mala interpretación de la capacidad de los demás”.

Dunning y Kruger publicaron en 1999 sus conclusiones básicas de dicho estudio. Se resume que para ciertas habilidades o áreas de conocimientos los individuos incompetentes son:

  1. Incapaces de reconocer su propia incompetencia.
  2. Incapaces de reconocer las genuinas habilidades del resto.
  3. Incapaces de reconocer hasta qué extremo son incompetentes en un tema.
  4. Si se les capacita y entrena para mejorar sus habilidades, pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previas.

¿A qué se debe esto?

Por ejemplo, si mi ortografía es mala, el conocimiento necesario para reconocer que mi ortografía es mala  y poder corregirla es justamente saber de ortografía. 

Sólo me entero de mi incapacidad cuando alguien mejor capacitado me lo hace ver explícitamente, poniendo en evidencia el contraste entre mi mala escritura y la ortografía correcta.

 

Relación con la vida comercial de los equipos.

Lo interesante nos indican Dunning y Kruger y quizás algo peligroso, es que quienes son incompetentes, no sólo llegan a conclusiones erróneas tomando decisiones desafortunadas, sino que su propia incompetencia les impide darse cuenta de ello. 

Por lo tanto, muchas veces la culpa de nuestras desgracias no es del resto ni de la mala suerte, sino de nosotros mismos y nuestras decisiones. 

Debemos entonces hacer un sano ejercicio de autoanálisis al momento de fracasar o experimentar dificultades en nuestras actividades o proyectos, ya que todos tenemos un grado de incompetencia porque somos perfectibles y podemos mejorar siempre. Es importante trabajar en el propio orgullo de los equipos de trabajo, de modo que se abran a la posibilidad de explorar y adquirir nuevas formas de hacer bien el trabajo sin cegarse en opiniones propias y juicios de valor sobre otros. 

También en línea con eso, resulta importante no asignar intenciones a quienes nos dan su opinión, sino evaluar lo que nos dicen de la manera más objetiva posible y ver en sus reales méritos lo que nos están diciendo dejando siempre de lado nuestra opinión sobre la persona que lo dice.

Conclusiones: Lo importante es trabajar sobre nosotros mismos cada día y esforzarnos por aprender más para ser mejores,  porque al final, no son más exitosos quienes se duermen en sus propios conocimientos, sino quienes superan la propia desidia y se imponen como objetivo la mejora continua.

Darío Aimetta – Diaxio

Fuente: Wikipedia

* Dunning y Kruger ganaron el Premio Nobel del año 2000 por este descubrimiento.